
La confianza es una fuerza poderosa que puede tener un impacto significativo en nuestras vidas. Cuando confiamos en nosotros mismos y en los demás, somos más capaces de enfrentar los desafíos y alcanzar nuestros objetivos.
¿Qué es la confianza?
Es la capacidad que tienen los humanos para que en una interacción social puedan generar ganancias mutuas que beneficien las dos partes, pero en algunas ocasiones alguna de estas dos puede llegar a salir perjudicada. Existen dos tipos de confianza grupal e individual donde estas se deben alinear a nuestros intereses y los del bien común.
Todas las interacciones sociales requieren confianza para poder realizar transacciones más exitosas y rápidas sin la necesidad de tantos acuerdos, agilizando tiempo, esfuerzo y costo. Por esto la confianza es la base fundamental para nuestro desarrollo económico.
Además, la confiabilidad de la otra persona es un factor fundamental. Ella es la que nos determina si vamos a realizar algún trato o acuerdo con esta otra persona y en ocasiones nuestros instintos son los que llegan a tomar esta decisión.
El poder de la confianza es para ambas partes de cualquier relación, el poder exponerse para crear beneficios mutuos, pero se tiene que usar con prudencia. No debemos aprovecharnos del poder para crear un vínculo de confianza y reciprocidad. La desigualdad social puede ayudar a erosionar esta confianza creando distancia entre las dos partes.

El juego de la confianza
Tal como lo explico en el episodio El Poder de la confianza del podcast El poder, existen dos personas (persona 1 y persona 2) donde cada una de estas recibe $100.000 pesos. Se le plantea al jugador 1 que por cada peso que le envíe al jugador 2 este va a recibir el triple. Por ejemplo: si el jugador 1 envía $50.000 pesos al jugador 2, este va a recibir $150.000. Después el jugador 2 tiene la posibilidad de devolverle dinero al jugador 1, pero este no se va a triplicar.
En este contexto hay una infinidad de resultados: el jugador 1 puede quedarse con todo el dinero, también puede dividir sus ganancias con el otro jugador o simplemente devolver el dinero que se le envió. Los resultados pueden llegar a cambiar si le añadimos más variables, como puede ser que los dos jugadores se conozcan o sean amigos.
Este juego se realizó en 24 países en donde se obtuvo como resultado que en los países donde los índices de desigualdad son más bajos, la tasa de desempleo es menor y el PIB per-cápita es mayor, los jugadores se enviaban más dinero y en la mayoría de los casos el jugador 1 siempre devolvía dinero teniendo un sentimiento de reciprocidad.
Este juego nos da un contexto de cómo funcionamos los humanos y en qué contextos está cantidad puede subir o bajar y así llegar a la conclusión que la confianza es la vía que permite que tengamos transacciones ágiles donde podamos producir bienestar para todos.
Pero ¿cómo empezamos a crear confianza en el país?
Este cambio no se puede realizar de la noche a la mañana y conlleva gran esfuerzo y dedicación, pero es posible.
Es necesario empezar por un cambio cultural donde priorice la confianza y todas las personas seamos confiables. De esta manera, se crea una historia colectiva de nación donde se genere un nuevo discurso en el que primeriza el ideal que, si a ti te va bien, a mí también.
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